Posicionamiento en torno a los Servicios de Salud Mental

Posicionamiento en torno a  los Servicios de Salud Mental para las Personas Sordas o con Problemas Auditivos (2003)

Carta abierta a la Comunidad de Salud Mental y los Proveedores de Servicios Asociados

La Junta de la Asociación Nacional de Sordos (NAD), el personal y el Comité de Salud Mental presenta su Posicionamiento en torno a  los Servicios de Salud Mental para las Personas Sordas o con Problemas Auditivos.

El objetivo de este posicionamiento  es identificar y destacar la importancia y la necesidad de una comunicación directa, de la sensibilidad hacia los vínculos culturales y del impacto psicosocial de la pérdida auditiva en la provisión de servicios de salud mental, retraso mental y abuso de sustancias en las personas sordas, con problemas auditivos, con sordera tardía y sordociegos en cada estado.

La NAD recomienda que los individuos con pérdidas auditivas sean canalizados a proveedores con formación específica siempre y cuando sea posible o que haya servicios de apoyo apropiados disponibles a gusto del consumidor, tales como intérpretes de lengua de señas, vídeos subtitulados, dispositivos de telecomunicaciones para sordos, posibilidad de servicios de telemedicina subtitulados de salud mental.

Además, la NAD recomienda que las organizaciones informen a sus miembros sobre este documento y que incorporen el lenguaje usado en este posicionamiento siempre que sea posible y que lo integren en la normativa de salud mental en los cuidados con enfoque multicultural, intercultural o cultural, limitado en procedimientos y guías cuando exista un hablante de la lengua inglesa/signante de lengua de señas, en la planificación Olmstead y en otro tipo de normativas, procedimientos y estándares de cuidados existentes en el campo de la salud mental y en la profesión. La población con pérdida auditiva debe ser incluida, así como otros grupos étnicos y culturales, con el objetivo de eliminar las desigualdades en los cuidados en salud mental.

La NAD dispone de consultores especializados disponibles para canalizar a la población y que pueden asesorar a los departamentos, programas y profesionales estatales y locales que lleven a cabo la detección de necesidades y en la identificación y desarrollo de recursos para servir a esta población a nivel nacional.

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Posicionamiento de la NAD en torno a los Servicios de Salud Mental para las Personas Sordas o con Problemas Auditivos

Las personas sordas o con problemas auditivos1 son una población desatendida a nivel lingüístico y cultural dentro del sistema nacional de salud mental. Desgraciadamente, los problemas normales de adaptación, culturales, lingüísticos y comunicativos se confunden a menudo con retrasos del desarrollo, enfermedad mental o retraso mental.

Desde mediados de los años 50, la NAD y la comunidad de profesionales con conocimientos y experiencia en varios campos que atienden  a esta población han identificado y luchado por unos servicios de calidad en salud mental2 para las personas sordas o con problemas auditivos. Como resultado de ese esfuerzo, se ha publicado una gran cantidad de bibliografía teórica, práctica y normativa, incluyendo el Acta para los Estadounidenses con Discapacidad (ADA) y hay varias causas judiciales de referencia en cuanto a salud mental y pérdida auditiva, sobre todo aquellas que apoyan y promueven unas guías de servicio para dar un cuidado apropiado y que resaltan la importancia de la voz del consumidor.

La NAD reconoce que para los, aproximadamente, 28 millones de individuos con pérdidas de audición en los Estados Unidos, los servicios de salud mental deben proporcionarse con planteamientos culturales y lingüísticos positivos. Los proveedores culturales e interculturales de los sistemas que brindan los  servicios de salud mental públicos y privados son conscientes de que un proceso terapéutico positivo incluye facilitar la aceptación de la pérdida auditiva como una parte integral y potencialmente valiosa del individuo y se debe ser comprensivo y respetuoso con el modo de comunicación elegido y las necesidades familiares, tanto en el núcleo cercano como en el resto de la famila.

Los servicios de salud mental públicos y privados deberían estar disponibles en todos los estados para dar servicio a esta población y deberían tener una calidad y eficacias iguales a los servicios prestados a personas oyentes. Los proveedores de estos servicios deben ser cultural y lingüísticamente competentes y deben tener unos servicios de apoyo apropiados.

Las habilidades que deben tener los proveedores cultural y lingüísticamente competentes, sean sordos o con problemas auditivos, incluyen:

  • Habilidad para comunicarse directamente con individuos sordos o con problemas auditivos, requiriendo con frecuencia fluidez en la Lengua de Señas Americana, pero también puede incluir otras modalidades de comunicación signada  o visual que utilizan los sordos o personas con problemas auditivos
  • Uso apropiado de los servicios y tecnología adaptada que tanto  los consumidores como  sus familiares conozcan y utilicen preferentemente, incluyendo intérpretes cualificados y certificados, dispositivos de audición asistidos y servicios con subtítulos en tiempo real
  • Concienciación amplia y profunda de las diferencias culturales y lingüísticas y del impacto psicosocial asociado a la pérdida de audición
  • Las habilidades de los proveedores con formación intercultural incluyen:
  • Uso apropiado de los servicios y tecnología adaptada que tanto los consumidores como sus familiares conozcan y utilicen preferentemente, incluyendo intérpretes cualificados y certificados, dispositivos de audición asistidos y servicios con subtítulos en tiempo real
  • Concientización y sensibilización de los factores culturales y lingüísticos que tienen un impacto en la calidad del servicio de salud mental en esta población.

La NAD también recomienda que los proveedores públicos y privados trabajen conjuntamente para desarrollar servicios culturales e interculturales apropiados y accesibles, basados en las necesidades identificadas y valoradas de la población de cada estado para asegurar que los servicios de salud mental sean cultural y lingüísticamente competentes.

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Acciones Estatales Recomendadas

  • Establecer un consejo asesor para el departamento estatal de servicios de salud mental que incluya miembros con pérdidas auditivas y sus familiares;
  • Establecer el puesto de Coordinador Estatal en el departamento de servicios de salud mental que coordine y proporcione asistencia técnica para brindar exclusivamente servicios adecuados a esta población;
  • Evaluar las necesidades y establecer una serie de servicios y programas estatales y/o regionales, culturales e interculturales a nivel público y/o privado (incluyendo la formación de profesionales) para adultos, adolescentes y niños sordos y con problemas de audición. Estos servicios conjuntamente deben integrarse y coordinarse con los sistemas preexistentes. Si fuera necesario también se deben incluir servicios y programas separados y especializados.
  • Informar de los esfuerzos y resultados de la creación de estos servicios culturales e interculturales en el plan de cuidados anuales al gobierno federal a través de las recomendaciones de planificación estatal de salud mental;
  • Identificar, reconocer e integrar las necesidades culturales, interculturales y lingüísticas de esta población en las normativas estatales de salud mental. Las necesidades de acceso de esta población deben ser consideradas e incluidas en la creación y revisión de planes estratégicos; así como  el envío en bloque de solicitudes de subvenciones y la respuesta a los mandatos legislativos, como el Manejo Limitado del inglés, la planificación Olmstead y los derechos humanos. El lenguaje culturalmente sensible debe incluirse, dirigiendo la atención e incrementando la concientización sobre la necesidad de la comunicación directa o de facilitar la comunicación en los servicios a esta población.
  • Fomentar la participación de consumidores sordos o con problemas auditivos y de sus familias a través de las oficinas públicas y privadas relacionadas con el consumo y de otras organizaciones comunitarias de consumidores y con familiares a nivel estatal.
  • Desarrollar un registro de profesionales públicos y privados con experiencia trabajando con personas sordas o con dificultades auditivas que esté disponible para atender a los consumidores que así lo requieran.
  • Asignación obligatoria de profesionales especializados, según sea necesario, y cobertura (mediante planes públicos, privados, administrados o con seguros propios) para los servicios de interpretación para los inscritos y sus familiares sordos o con problemas de audición.
  • Crear y/o utilizar recursos online de telemedicina en salud mental para mejorar el acceso a nivel estatal a los servicios y proporcionar asistencia técnica y consultoría si fuera necesario.
  • Desarrollar y proporcionar formación profesional, como clases, talleres, conferencias y eventos en las comunidades para mejorar las habilidades y el conocimiento cultural e intercultural de los profesionales que prestan servicios a esta población.  Coordinar estos esfuerzos con las instituciones académicas que educan y forman a los trabajadores de servicios sociales en todo el país.

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Este documento está basado en la legislación existente incluyendo el ADA, el Acto de Rehabilitación de 1973 y otras leyes de derechos civiles federales y estatales que requieren que los gobiernos locales y estatales, así como los proveedores privados aseguren el acceso, la comunicación efectiva y la igualdad de oportunidades para personas sordas o con problemas auditivos.

Realizado por el Comité de Salud Mental de la NAD en coordinación con los Directores de Salud Mental y el personal de la NAD.
Aprobado por la Junta Directiva de la NAD a 3 de mayo de 2003 
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1El término “sordo y con problemas de audición” debe entenderse que incluye a los individuos con problemas de audición, con sordera tardía y sordociegos.

2 El término “servicios de salud mental” debe entenderse que incluye la identificación, evaluación, diagnóstico y tratamiento de los individuos con necesidades en salud mental, incluyendo pero no limitado a enfermedades mentales, retraso mental y abuso de sustancias. El término incluye la provisión de servicios de salud mental en centros hospitalarios o extrahospitalarios, con proveedores como terapeutas, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales u otros profesionales de la salud mental y que se encuentran en sistemas de cuidados de salud mental públicos y privados.

Referencias

Critchfield, A.B. (May, 2002). Cultural Diversity Series: Meeting the Mental Health Needs of Persons Who Are Deaf. National Technical Assistance Center for State Mental Health Planning (NTAC).

HHS Office of Minority Health and Resources for Cross Cultural Health Care (1999). Recommended Standards for Culturally and Linguistically Appropriate Health Care Services (Resources for Cross Cultural Health Care).

Janet DeVinney, Plaintiff and the United States of America, Plaintiff-Intervenor v. Maine Medical Center, Defendant – Consent Decree – Civil No. 97-276-P-C http://www.ada.gov/devin.htm.

Myers, R.R. (Ed.). (1995). Standards of care for the delivery of mental health services to deaf and hard of hearing people. Silver Spring: National Association of the Deaf.

Olmstead v. L.C. ex rel. Zimring, 527 U.S. 581 (1999).

Ries, Peter W. (1994). Prevalence and characteristics of persons with hearing trouble: United States, 1990-91. National Center for Health Statistics. Vital Health Statistics, 10(188).

Tugg v. Towey, U.S. District Court, Southern District of Florida, Miami Division (1993). 21 IDELR 717.  Individuals with Disabilities Education Law Report. 21(9), 717-723.

Willis, A.G., Ph.D.; Willis, G. B., Ph.D.; Male, A., M.A.; Henderson, M.H., M.P.A; and Manderscheid, R.W., Ph.D. (2001)Mental Illness and Disability in the U.S. Household Population. Mental Health 2000, U.S. Department of Health and Human Services, Center for Mental Health Services.